miércoles, 20 de mayo de 2015

SACRIFICIO HEROICO DE TUPAC AMARU Y MICAELA BASTICAS 18 de Mayo

Ilustre cacique de Pampamarca, Tungasuca y Surimana, José Gabriel Condorcanqui Noguera Túpac Amaru, más conocido como Túpac Amaru II, nació el 19 de marzo de 1738 en el pueblo de Tinta (Cusco). 

Ante los constantes abusos a los que los indios eran sometidos (el pago de tributo, el trabajo forzado en las minas – mita-), en la que morían millones, Túpac Amaru buscó en primera instancia negociar y conciliar con las autoridades españolas. En 1776 presenta una petición formal para liberar a los indios del trabajo obligatorio en las minas, la cual es negada desde Lima. 


Contando con el apoyo de la población indígena, inicia su revolución hacia la segunda mitad del siglo XVIII. El 4 de noviembre de 1780, y debido a los abusos a los que sometía a los indios, apresa al corregidor de Tinta, Don Antonio de Arriaga, a quien ajusticia seis días después. 

Junto a su esposa Micaela Bastidas y con ayuda de ésta, reclutó adeptos a su causa, venciendo al ejército realista en la batalla de Sangarará, tras lo cual repliega sus tropas en la ciudad de Tungasuca, esperando poder negociar con las autoridades españolas. El 8 de enero de 1781 se enfrenta, sin éxito, al ejército enviado por el Virrey Jáuregui y Aldecoa, siendo perseguido y hecho prisionero por el General Ventura Landa. 

La célebre heroína de la revolución liderada por José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II, fue su esposa Micaela Bastidas Puyucahua, nacida en Pampamarca en 1745. Esta notable peruana no tuvo acceso a la educación, pero era entendida en todo lo relacionado con el hogar y su comunidad.
Integrada a la causa libertadora, Micaela hizo labor de propaganda en diferentes pueblos para ganar adeptos a la empresa emancipatoria. Se encargó de administrar la retaguardia y de aprovisionar a las huestes rebeldes, tarea difícil debido al desorden que existía en todas las líneas de producción. Muchos de los testimonios sobre su persona coinciden en señalar su carácter
decidido y valiente.

Como consecuencia de las derrotas sufridas ante los realistas, Túpac Amaru II intentó huir, pero fue traicionado y apresado con su esposa, su familia y sus colaboradores. Uno de los mayores méritos que enaltecen la personalidad de Micaela Bastidas tuvo lugar en ese instante. Ante la posibilidad de huir tras el apresamiento de su esposo, prefirió quedarse a su lado y pronunciar: “Si en la acción estuve con él, también he de estarlo en el martirio y en la muerte”. Todos ellos fueron llevados al Cusco para ser juzgados y sentenciados a muerte.

Las ejecuciones se llevaron a cabo el 18 de mayo de 1781 en la plaza de Armas del Cusco, tras la muerte de sus familiares Micaela Bastidas subió al tabladillo. Los soldados españoles intentaron ahorcarla en el “garrote” pero al no conseguir su objetivo, la mataron a golpes.

A Túpac Amaru II lo llevaron al centro de la plaza, se le cortó la lengua y fue amarrado de brazos y piernas a cuatro caballos que avanzaban en direcciones distintas con el propósito de seccionarlo. Sin embargo la fortaleza física del ilustre caudillo no lo permitió, por lo que finalmente fue decapitado.
El enorme sacrificio de estos ilustres peruanos permitió exaltación del espíritu combativo de los peruanos, manteniéndose aún más vivo el anhelo de redención nacional. Tras la terrible muerte de Túpac Amaru II y Micaela Bastidas, el movimiento emancipatorio se mostró aún más vigoroso. Sin
duda, fue el punto de partida para la independencia de nuestro país y de nuestro continente.


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