La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró por unanimidad el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo para poner de relieve la necesidad de mejorar la calidad de vida de los niños y adultos autistas para que puedan tener una vida plena y digna.
El Autismo es una discapacidad permanente del desarrollo que se manifiesta en los tres primeros años de edad. La tasa del autismo en todas las regiones del mundo es alta y tiene un terrible impacto en los niños, sus familias, las comunidades y la sociedad. Este padecimiento no está restringido a una sola región ni a un solo país, pues es un reto de alcance mundial que requiere medidas a nivel mundial.
El autismo es un trastorno generalizado del desarrollo, de origen desconocido, caracterizado por el aislamiento, problemas cognitivos, comunicativos, sociales y del comportamiento; deterioro de las relaciones sociales, comunicación verbal y no verbal, unidos a un repertorio sumamente restringido de actividades e intereses, generalmente repetitivos y estereotipados.
Expertos consideran también que la discapacidad afecta a muchos aspectos de la conducta humana, como el movimiento, la atención, el aprendizaje, la memoria, el lenguaje y el carácter.
La práctica demuestra, sin embargo, que la educación desde las edades más tempranas es la mejor vía para obtener logros. De ahí la urgencia de un diagnóstico precoz, y la intervención temprana de los niños y las niñas identificados con el Síndrome del Espectro Autista, así como, la aplicación de modelos de inclusión educativa, como propuesta para su educación e inserción en el escenario social.
A lo largo de su historia, el Sistema de las Naciones Unidas ha promovido los derechos y el bienestar de los discapacitados, incluidos los niños con discapacidades de desarrollo. En 2008, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad entró en vigor, reafirmando el principio fundamental de universalidad de los derechos humanos para todos.
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